"Relación con el movimiento" - Carolina Sendic.
Comencé a concientizar mi cuerpo a la edad de 5 años, cuando mi mamá me inscribió en Gimnasia Rítmica en el Parque Deportivo "José Martí " (Vedado - La Habana). No olvidaré nunca que nos exigían a todas estar peinadas y vestidas iguales con una espécimen de maillot blanco, en extinción total. En esa época, como en todas las épocas en Cuba, escaseaba todo, por lo que era muy complicado adquirir este tipo de "uniforme", fue entonces que mi madre, dotada por la vida de un afinado sentido práctico frente a estas situaciones, opto por descartar el maillot y remplazarlo por un banal t-shirt, acompañado de una braguita - ambos blanco - para que no quedara duda alguna de su afanoso empeño y sacrificio a resolver todo obstáculo que el universo le presentara. Y así fue que con esa ridícula vestimenta, inicié mi relación con el movimiento.
Tiempo después, a la edad de los 10 años, cada semana, venía a mi escuela "Solidaridad con Chile" (Miramar-La Habana) Irma del Valle, una excelente profesora de Danza que nos impartía cursos de técnica y Composición. Esperaba con ansiedad este momento. En mis venas ya corría esa sangre artística, heredada del "santo espíritu", pues desgraciadamente, nadie de mi familia estaba adjudicado de este talento. A la hora de moverme, fluir y expresarme con el cuerpo, sentía una exclusiva libertad . Siempre estaba preparando pequeñas coreografías para exhibir en todo tipo de actividades escolares que se me presentara la oportunidad. Un buen día Irma me propuso presentarme al examen de Ingreso para la Escuela Nacional de Arte (ENA), en el mismo comparecían varios niños de toda la Isla, pero la mayoría provenía de la Habana. En esa época y dada la cantidad de participantes, el mismo examen se dividía en 3 sábados y en cada uno de ellos pasaban diferentes grupos. Yo seguí el consejo de Irma y decidí presentarme, caí en el 2do sábado. En ese entonces las audiciones eran abiertas y se podían observar, por lo que mi Madre tomo la iniciativa de llevarme el primer sábado para tener una noción de lo que me "esperaba" para el siguiente. Para variar y no perder la costumbre se empecino en ponerme el vestido más estrafalario y llamativo creado hasta entonces en esta humanidad, color verde cotorra en forma de campana. Apenas nos habíamos instalados en el "anfiteatro" de la Escuela Nacional de Danza, cuando Luisita Olivares Navarro, que en aquel entonces era profesora de técnica moderna (hoy en día es la directora ) se dio vuelta hacia el público presente, que no era otro que los familiares y algunos niños curiosos como yo , y nos dijo: " Hay un lugar vacante, si alguien de los asistente prefiere presentarse hoy, queda bienvenido" … y fue así como mi Madre levanto el brazo en mi nombre y lo inevitable sucedió, pasar la audición entera con aquella vestimenta ridículamente exótica e inconfortable.
Debo de aceptar que el vestido me dio suerte, un mes más tarde recibía la confirmación de mi ingreso en la ENA , que explosión de emoción y felicidad!!! . Este fue el inicio de una de las etapas más maravillosa de mi vida. Pintores, actores, músicos, bailarines y acróbatas mezclaban sus universos eclécticos. Vivíamos en una burbuja artística rodeados de palmeras ,mar y sol. Un sueño!...Un sueño también de sacrificios, sudor y en ocasiones de dolor. Para nosotros los bailarines el dolor es algo reiterativo a lo largo de nuestra carrera, el dolor de querer constantemente transformar un cuerpo de más de 600 músculos y 206 huesos.
Primer año de ENA, Escuela Nacional de Arte con la maestra Luisita
A mis 18 años me gradué de la ENA y de ahí continúe mis estudios en el Instituto Superior de Arte (ISA), paralelamente comencé a bailar en "Retazos", una compañía de Danza dirigida por Isabel Bustos. Fue entonces, en este intenso periodo que tuve un accidente de tránsito que me llevo a estar enyesada de la pierna derecha por un tiempo que no recuerdo, tenía la rodilla hecha una compota. Lo que si recuerdo bien, es que este incidente dio paso mi primer "Wake up" de tomar conciencia de cómo iba a seguir bailando. Así fue como mi percepción sobre el cuerpo comenzó a cambiar, era necesario entrenarme con otro discernimiento, era necesario activar otra inteligencia en el movimiento.
Fue una etapa de idas y venidas, de proyectos y de viajes. Así fue como llegue a Paris, en Agosto de 1994. Directamente audicioné en la "Schola Cantorum", un antiguo convento transformado en establecimiento superior de enseñanza de Artes dramática, música y danza. Tuve la oportunidad de tener como tutora a una mujer extraordinaria de la vieja guardia de la danza Contemporánea, Karin Waehner, antigua discípula en Leipzig de Mary Wigman. Con ella estuve 3 años y entre tanto terminé mi último año equivalente al ISA en la Universidad "René Descartes", en esa época existía aun una sección dedicada al Arte que desgraciadamente al año siguiente cerró. El ciclo de los estudios había acabado dando paso al ciclo de las audiciones y con ellas venia revuelto un periplo de tournées que me llevaron a conocer de un lado, personas maravillosas y del otro la mitad de este mundo.
Con Julio Arozarena
En uno de mis viajes a New York, visite a una colega Marcela Braganolo, instructora de Stott Pilates y hoy en día formadora de profesores de Gyrokinesis , ella me dio mi primer curso de Reformer, un curso didáctico , preciso y muy interesante que quedó flotando en algún lugar de mi hipotálamos, para resurgir tiempo después.
Fueron días, meses y años de una gran intensidad física, vivía a millón y solo pensaba en bailar, bailar y bailar… sin límites.
Para ese entonces el Pilates ya era parte de mi entrenamiento como bailarina, coordinaba perfectamente con mi filosofía y con mi camino personal. Fue entonces cuando decidí inscribirme a "A-lyne " ,una filial de "Balanced Body" ,dirigida por Martine Curtis , Kelly Moriaty ,que hasta el presente sigue siendo mi Maestro semanalmente y Gregory Montean, con el cual tuve la oportunidad años después de preparar el primer workshop en Paris de "Reformer IV".
Reformer IV con Gregory Montean
En ese entonces decidí hacer el camino de Santiago de Compostela con Arianne Leverrier, colega y amiga de todos los tiempos, determinamos hacer el camino Primitivo que va desde Oviedo hasta Santiago, caminamos 325 Km en 9 días y 2hs, avanzábamos 2 etapas por día, por lo que ciertos días llegamos a caminar 42 Ms hasta encontrar el Albergue más próximo donde pasar la noche. Podrán imaginarse que desde que inicie esta nueva experiencia, aquella rodilla del accidente en Cuba resurgió a la luz en todo su esplendor de dolor. El peso de mi mochila, adjunto a las constantes subidas y bajadas fisuraron mis 2 rotulas, desgarrando parcialmente mi menisco interno derecho y el ligamento cruzado anterior. Un coctel de suplicios se me presentaba cada día y a cada paso. Aprendí a caminar kilómetros de espalda en las bajadas para evitar de flexionar mis piernas, aprendí a deslizarme (sobre el vientre) desde el piso hacia mi cama y viceversa, antes de dormir, para reposar mis rodillas anestesiadas de Voltaren, aprendí… tanto, que llego un momento en que el " gol" ya no importaba, sino justo el instante de sentir mi cuerpo exento de aflicción.
Agrego aquí un Link amateur que hicimos con mi amiga para que tengan una idea de este particular peregrinaje.
Videos de Santiago de Compostela:
De más está decir que llegando a Paris me operaron de la rodilla 3 días más tarde.
A partir de ese momento mi perspectiva sobre la mecánica del cuerpo cambio y el Pilates fue el mejor partenaire en la búsqueda de ese "nuevo" camino de movimiento funcional, hice prácticamente toda mi rehabilitación sobre el Reformer , focalizándome completamente sobre los músculos estabilizadores.
Luego de 25 años de carrera como bailarina sentí la necesidad de pasar la página para zambullirme a fondo en el misterio del método: "Contrology", fue entonces cuando decidí hacer mi 2do viaje a Las Vegas y formarme con Elena Bartley en el método Clásico. Rápidamente me identifique con su lenguaje, su pasado como bailarina mezclado a su presente como profesional, crearon esa alquimia perfecta e inquebrantable que llamamos amistad, que para mí es un sinónimo de admiración y respeto.
Desde entonces mucha agua ha caído. He tenido la posibilidad de seguir formándome y a su vez de formar nuevos colegas, he tenido la oportunidad, gracias a mi trabajo, de cruzar en mi camino gente brillante, llena de luz y de sabiduría, que me inspiran cada día, sin contar la conexión con mis clientes que son mi "termómetro" de mi universo, mi ancla a tierra y mis mejores maestros, en todo el sentido de la palabra. Pero sobre todo he tenido la ocasión de reconciliarme… al fin… con mi cuerpo y revelar poco a poco mi verdadero cause: conciencia y movimiento. Imprescindible armonía que a veces subestimamos.
Para concluir debo confesar que mi punto débil, es decir mis rodillas, no siempre fue un infortunio en mi vida, también me trajo cosas positivas, si lo miro desde otro prisma, una de ellas fue de guiarme por nuevos senderos de búsqueda, de conciencia, de reflexión y de conocimiento sobre la biomecánica y la otra fue, que gracias a mis meniscos, conocí a mi marido, Mathieu, que tuvo (también) problema de menisco… y así fue como todo comenzó!